En pequeñas y medianas localidades del país, más de mil cooperativas demuestran que los usuarios pueden gestionar sus propias empresas de distribución de energía, de gas, de telefonía, de agua y saneamiento. Pueden brindar Internet, televisión por cable, y todos los servicios que requiere la comunidad. Son una herramienta para garantizar calidad de servicios en todas las localidades, construir una barrera a los monopolios y sus maltratos, y organizar a la comunidad para autogestionar en democracia la calidad de nuestro hábitat.