Consumidores organizados gestionan sus propias empresas de distribución minorista. En Argentina tenemos desde una cadena de más de cien supermercados hasta secciones de consumo en cooperativas de pequeñas localidades. Si a esta experiencia logramos sumar un tratamiento impositivo acorde a su naturaleza, podemos cambiar la historia de los derechos del consumidor en nuestro país. Para defender el bolsillo, para decidir qué consumimos y cómo queremos que se produzca lo que consumimos.

Más de un millón de personas están asociadas a una de las cooperativas de consumo más grandes del continente.