Cooperar

Aportes a la Sesión 4.1: Vivamos nuestra Identidad Cooperativa con empleos gratificantes

Desde Cooperar, Confederación Cooperativa de la República Argentina, opinamos que la ACI –como respuesta frente al trabajo precario y de cara a las oportunidades y amenazas de la transformación digital– debe asistir a sus asociadas y gobiernos para lograr ambientes propicios a la creación de puestos de trabajo dentro de los modelos del cooperativismo, en el marco de las recomendaciones de la OIT y de los lineamientos establecidos en la Declaración del Centenario de la OIT para el futuro del trabajo.

En este camino resulta de trascendental importancia tener una participación activa en la 110 Conferencia Internacional del Trabajo, convocada por la OIT para el 30/5-10/6 de 2022, que incluye dentro de su Orden del Día, como Punto VI, “El trabajo decente y la Economía Social y Solidaria (discusión general)”.

Como es de conocimiento de todos los miembros de la ACI, la OIT, desde el momento mismo de su constitución, reconoció el carácter específico de las empresas cooperativas como un sector con atributos propios para formar parte del diálogo social vinculado al trabajo humano, por lo que siempre ha sido un organismo jerarquizado por la ACI para presentar sus iniciativas en el marco del sistema multilateral. Durante 101 de sus 103 años de vida la OIT ha contado con un programa vinculado al cooperativismo y continúa siendo el único organismo especializado de las Naciones Unidas con un mandato específico sobre cooperativas. Por otro lado, debido a su composición tripartita, con participación de gobierno, sindicatos y cámaras empresariales, resulta ser un organismo muy adecuado para la articulación de estrategias globales entre todos los actores implicados con el futuro del trabajo.

Como antecedentes recientes de relevancia debe destacarse la Resolución 193/2002, que invita a los gobiernos a “establecer una política y un marco jurídico favorables a las cooperativas y compatibles con su naturaleza y función, e inspirados en los valores y principios cooperativos”, e incluye también recomendaciones específicas para las organizaciones de empleadores y de trabajadores; y la Recomendación 204/2015, donde se reconoce a la Recomendación 193/2002 como instrumento de la OIT pertinente para facilitar la transición de la economía informal a la economía formal.

Durante la sesión 4.1 pudieron escucharse muy valiosos testimonios sobre experiencias de organización cooperativa para la creación de trabajo decente en contextos de trabajo precarizado, así como para dar respuestas innovadoras frente a nuevas pautas de organización del trabajo. Esos fueron los casos de la federación de cooperativas promovida por el sindicato SEWA, en la India, presentado por Mirai Chatterjee, de las cooperativas de Smart, en Bélgica y Francia, presentado por Anne Laure Desgris, de las cooperativas de cuidados personales, presentadas promovidas por la Asociación de Trabajadoras Domésticas de la República de Corea, que presentó Youngmi Choi; a lo que se agregó las políticas de la Cámara de Cooperativas de Irán, presentadas por Bahman Abdollahi, dirigidas a la transformación digital en el ámbito cooperativo.

En todas las experiencias se repitieron los siguientes aspectos:

  • Las dificultades originadas por marcos regulatorios que no contemplan la especificidad del trabajo asociado, en particular en todo aquello vinculado a la protección del trabajo y seguridad social.
  • Las dificultades para acceder a financiamiento por ser organizaciones que no están orientadas a maximizar la retribución al capital.
  • La importancia de la capacitación, tanto en los aspectos específicos de la actividad, como en la gestión de emprendimientos de carácter asociativo.

En la sesión también participó Anna Biondi, directora adjunta de Actrav, oficina que se encarga del vínculo de la OIT con los sindicatos, y que ha realizado trabajos sobre el vínculo entre cooperativas y sindicatos, junto con la Unidad de Cooperativas de este organismo. Es importante destacar que la funcionaria de la OIT coincidió con estos temas, y propuso un trabajo conjunto con la ACI para la creación de trabajo decente en el marco del modelo cooperativo.

Frente a ello, desde Cooperar se opina que, en el marco del Memorandum de Entendimiento firmado por ACI y la OIT en el 2019 (https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_emp/—emp_ent/—coop/documents/genericdocument/wcms_711530.pdf) debería trabajarse para que en el documento de discusión que estarán elaborando la Unidad de Cooperativas y el Departamento de Empresas de la OIT para ser tratado en la CIT 2022, estén incluidos los puntos debatidos en la Sesión y todos aquellos que forman parte de la agenda de interés cooperativo respecto al futuro del trabajo.

Al respecto, sugerimos tomar en cuenta los temas que fueron planteados por el Presidente de la ACI, en el marco de la Conferencia Conjunta ACI – OIT “Cooperativas y el futuro del trabajo”, que se realizó el 24 de junio de 2019, en el marco de las actividades conmemorativas del Centenario de la OIT.

En aquella oportunidad, Guarco realizó aportes a los distintos ejes que habían sido planteados por la Comisión Mundial del Futuro del Trabajo, ejes que luego fueron la base de la Declaración sobre el Futuro del Trabajo de la OIT, donde se reconoció el papel de las cooperativas y la economía social y solidaria, a fin de generar trabajo decente, empleo

productivo y mejores niveles de vida para todos (https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@relconf/documents/meetingdocument/wcms_711699.pdf).

La siguiente es una síntesis de estos aportes, cuyo desarrollo más pormenorizado puede consultarse en el libro “Principios Cooperativos en Acción”, Capítulo VI “El camino de la cooperación hacia el futuro del trabajo”:

Invertir en trabajo decente y sostenible (financiamiento)

  • Para aumentar la inversión en trabajo decente, es condición facilitar el financiamiento de aquellas empresas cuya gobernanza y conductas empresariales se ajusten al programa centrado en las personas. Por ello entendemos que la OIT debería promover que todos los fondos públicos dirigidos al financiamiento de proyectos de cuidados, de ecologización de la economía, de desarrollo rural, de servicios públicos sostenibles y de todas aquellas áreas sensibles en términos de creación de trabajo decente y sostenible sean orientados hacia empresas que por su gobernanza garanticen su ajuste con el programa centrado en las personas.
  • Con el mismo objetivo, la OIT debería promover regulaciones del sistema financiero que orienten el financiamiento hacia proyectos que respondan a los objetivos de desarrollo sostenible, en particular a la creación de trabajo decente.
  • Esta política de orientación del financiamiento hacia el trabajo decente sostenible requiere que la OIT acuerde cuáles son los criterios que permitan identificar a las empresas con gobernanza y conductas empresariales que se ajusten al programa centrado en las personas y reconocer explícitamente que las cooperativas son un modelo empresario que, por su naturaleza democrática y participativa, facilita la adopción de conductas empresarias convergentes con el objetivo de creación de trabajo decente y sostenible.
  • El reconocimiento ya realizado en distintos estudios de la OIT a las ventajas de las cooperativas para la creación de trabajo decente en áreas críticas para el futuro del trabajo, como el cuidado, la protección del ambiente, el trabajo rural y la defensa del trabajo a través de la recuperación de empresas en crisis o su compra por parte de sus trabajadores cooperativizados debe reflejarse en acciones concretas para promover el modelo cooperativo junto con las organizaciones de trabajadores y de empleadores, incluida la posibilidad de apelar al modelo cooperativo para crear y reforzar clusters de micro, pequeñas y medianas empresas.

Invertir en las instituciones del trabajo (marco normativo y plataformas)

  • La OIT debería reconocer que las cooperativas de trabajo asociado son una institución del trabajo dado que tienen como propósito compensar la asimetría inherente a la relación entre el capital y el trabajo a través de la constitución de empresas gestionadas por los trabajadores. Por lo tanto, debería incluirlas explícitamente dentro de su estrategia de fortalecimiento de las instituciones de trabajo para ofrecer protección adecuada a todos los trabajadores, en un contexto marcado por formas de trabajo nuevas y emergentes. El estatus del socio-trabajador debe ser reconocido como un estatus de trabajo sui generis, que permite compensar la asimetría entre el capital y el trabajo.
  • La OIT, en base a los acuerdos plasmados en la Recomendación 193 debería promover alianzas entre las organizaciones sindicales y las organizaciones cooperativas facilitando que los socios de las cooperativas se asocien a los sindicatos y que estos promuevan la organización de cooperativas.
  • Frente a la creciente importancia de la economía de plataformas y a los riesgos de precarización laboral que conlleva, proponemos incluir dentro del programa de trabajo de la OIT la promoción de plataformas de gestión cooperativa, de carácter abierto, democrático y transparente y con un compromiso explícito con las condiciones de trabajo.

Invertir en las capacidades de las personas (capacitación)

  • El derecho al aprendizaje permanente que promueve la OIT debería incluir el aprendizaje sobre alternativas de modelos empresariales centrados en las personas, incluida la educación cooperativa en todos los ámbitos de educación y formación: formal e informal, básica, media, terciaria y universitaria, asociada a los oficios y a los sectores.
  • La OIT debería impulsar que distintos dispositivos de aprendizaje permanente incorporen la formación de los grupos que puedan potencialmente transitar el camino asociativo de la construcción de economía: grupos de jóvenes, de mujeres, de pueblos originarios, de desocupados, de personas con intereses comunes ya sea por lo cultural o lo territorial.
  • La OIT debería promover que las innovaciones propias del modelo empresario cooperativo, en su historia y en su presente, sean sistematizadas, difundidas e incorporadas a los procesos de capacitación que el futuro del trabajo requiere, a través de convenios de intercooperación que incluyan a los gobiernos, a las organizaciones empresarias y de trabajadores y a las organizaciones del cooperativismo.

Antecedentes Cicopa

En el mismo sentido, la ACI debería procurar que en el debate en la Conferencia Internacional sobre el trabajo decente y la economía social y solidaria, esté incorporado todo lo trabajado por Cicopa respecto a las cooperativas de trabajo y su potencial para la defensa de los derechos de los trabajadores y la creación de trabajo decente, muy particularmente la Declaración Mundial sobre cooperativas de Trabajadores, del 2005 (https://www.cicopa.coop/wp-content/uploads/2017/12/World-declaration-on-Worker-coops_ES.pdf).

En este documento, aprobado por la Asamblea General de ACI de ese año, se expresa la necesidad de reconocer tres modalidades básicas para las actividades laborales (independiente, asalariada y asociada) y se afirma, entre otros temas, que “para que el cooperativismo de trabajo asociado sea una opción real, es necesario que los Estados establezcan marcos legales nacionales y regionales, que reconozcan la naturaleza jurídica especial de este tipo de cooperativas. Esto les permitiría poder ser generadoras de bienes o de servicios y desarrollar toda su creatividad y potencial empresariales, en las mejores condiciones de beneficio de los socios trabajadores y de la comunidad en general”.

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